Laberinto
En mi te pierdo, apariencia nocturna.
En este bosque de engaños, en esta ausencia.
En la neblina gris de la distancia.
En el largo pasillo de puertas falsas.
De todo se hace nada
de un cuerpo vivo enseguida se puebla,
como islas del sueño que entre la bruma
flotan en la memoria que regresa.
En mi te pierdo, digo, cuando la noche
sobre la boca viene a colocar el sello
del enigma que, dicho, resucita
y se envuelve en los humos del secreto.
En vueltas y revueltas que me ensombrecen.
En el ciego palpar con los ojos abiertos.
¿Cuál es del laberinto la gran puerta,
donde el haz de sol, los pasos justos?.
En mi te pierdo, insisto, en mi te huyo.
En mi cristal se funde, se hace pedazos,
más cuando el cuerpo cansado se quiebra,
en ti me venzo y salvo, en ti me encuentro.
Poema de José Saramago